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martes, 28 de febrero de 2012

HACER LO QUE REALMENTE QUIERO HACER


Si diera rienda sueltas a hacer lo que quiero, lo que vulgarmente decimos me pide el cuerpo, me perdería totalmente, porque aunque sientes el tirón y deseo de abandonarte a tus apegos y pasiones, también experimentas y percibes que ese no es buen camino. 

El dejarte ir a favor de la corriente trae malas consecuencias y pronto percibes que eso es cierto. Es, pues, necesario luchar, y oponerte a todo aquello que su mal o excesivo uso puede llegar a serte perjudicial. No cabe duda que a la conclusión que llegas en poco tiempo es que lo bueno, lo que realmente todos buscamos y queremos va a costar trabajo.

Cuando decides emprender ese camino, pronto te das cuenta que el recorrerlo es muy serio y se hace duro y difícil. Experimentas que, con casi total seguridad, te vas a quedar solo en muchos momentos, o que son muy pocos los que lo siguen. La conclusión no tarde en llegar, el mundo tiene otros criterios y querer enfrentarse a ellos es navegar contra corriente.

Por eso está el mudo como está. Todos buscan la felicidad en él, y en él no está. Pero se hace difícil convencerles que buscan en vano. Sientes en tu interior eso de que "en vano se cansan los albañiles si el arquitecto no construye la casa". Porque solos nadie puede lograr ni alcanzar nada. Pero muchos se empeñan en enfrentarse solos, rechazando toda ayuda, sobre todo la que nadie debe rechazar.

Y nos hartamos de buscar y buscar felicidad caduca, esa que prometen en los periódicos o la tele: "Vivir la vida que son cuatro días; pásalo bien y no te preocupes cómo ni por qué; vive tu vida y piensa en ti, disfrútala y no sufras..." Y corremos detrás de esas promesas como locos olvidándonos que todos esos premios son caducos, se marchitan. No hay futuro con todo eso.

Claro, el otro camino es un camino martirial, de sufrimiento, de cruces, de inseguridades, de esos de los que a nadie les gustan. San Pablo decía que no hacía lo que quería, y sin embargo, aun no queriéndolos hacía lo que no quería. Creo que es lo que nos pasa a todos, hacemos lo que no nos conviene y, no hacemos, lo que realmente nos conviene. 

Esa es nuestra lucha. Ese es nuestro compromiso, el martirio. Porque Aquel que nos ofrece la plena felicidad, y para siempre, se abandono de su divinidad tomando nuestra naturaleza humana para indicarnos que el camino es la cruz mientras andemos por aquí abajo. Su vida terminó en la Cruz. Posiblemente ya la conozca o, al menos, hayas oído hablar de Él.

Y resulta que aprendiendo a sufrir, "aceptándolo", empezamos a experimentar que nuestra búsqueda, que tanto perseguimos y anhelamos, está escondida ahí, en el sufrimiento. Sí, no se entiende. Es un misterio, pero se experimenta y da gozo al final. Porque en la medida que más se profundiza y se sufre, más Gracia recibes y más fortaleza adquieres para superar tales adversidades.

No se entiende, pero ocurre así. Para muestra, la vida de todos los santos. Me vienen a la memoria Santa Teresita de Lisieux, Padre Pio de Pietrelcina, entre otros muchos, por ejemplo. La Eucaristía es un compromiso martirial, y quien no entienda eso difícilmente dará sentido a sus sufrimientos.

Porque todos sabemos que llegaran. Nadie escapará a la enfermedad, al dolor... Puede ser que si no directamente, sí indirectamente. La cruz es el final de esta vida para dar luz a la verdadera y eterna. Por eso, buscarle sentido al dolor y al sufrimiento tiene sentido, porque nuestro primer rechazo, pecado original, nos ha marcado ese camino, y para salir de él necesitamos un Reparador que nos redima. Y esa reparación se hizo en una Cruz. Cruz que nosotros también hemos de beber.



Y quiero aprovechar esta reflexión para agradecer a mi amiga "caminar" ese detalle que ha tenido de acordarse de mí. No tiene valor el premio sino el esfuerzo de buscarme entre otros para concederme su premio. No son mis méritos, que no los hay, sino la actitud de contarme entre sus amigos que presupone el conocerme y haberme visitado. 

Por eso, desde esa actitud, yo también quiero recordar, agradecer y conceder este premio a otros cinco compañeros, porque el premio no admite más, para que lo reciban como un hola y recuerdo de sus esfuerzos en continuar esta lucha que nos es necesaria y nos ayuda a trabajar y esforzarnos en conseguir lo que nos llena de gozo y eternidad.

Y estos son los compañeros que he designado, y que les sugiero los visiten. Les aseguro que valdrá la pena hacerlo:
Siguiendo a Chesterton
Tari Hiatzi hasta la luz
A Dios rogando y con el rock sonando

Liebster es una palabra en alemán, que según la definición que acompaña este premio, quiere decir "querida(o), amada(o) o favorita(o)". La idea de este premio es apoyar a blogs que tengan menos de 200 seguidores para que puedan crear más conexiones y que otros blogs los conozcan.
Estas son las reglas a seguir:
- Agregar el botón a tu blog
- Seleccionar a 5 personas y dejarles un comentario de que han recibido un premio.
- Animar a tus lectores a que visiten los blogs que has escogido.


2 comentarios:

  1. "Y resulta que aprendiendo a sufrir, "aceptándolo", empezamos a experimentar que nuestra búsqueda, que tanto perseguimos y anhelamos, está escondida ahí, en el sufrimiento. "Gracias por tus palabras que tanto animan. Voy a visitar los Blog que mencionas.

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  2. Gracias por el premio, que no se merece, sólo aceptado por la alegría de que me recuerdes.

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