LLEGÓ LA HORA.

 Ya estoy instalado en el lugar del Encuentro, y desde mi habitación, nº 6, escribo estas primeras impresiones. No hay duda, hace bastante calor, pero esto no es más que un añadido a nuestro empeño de vernos, conocernos y proclamad la amistad con JESÚS. Con este sacrificio tendrá más valor por lo que supone de esfuerzo.

Observo que cada participante en las diferentes mesas temáticas expone interrogantes y preguntas a responder cada uno. Creo que es un buen sistema y voy a intentar hacer algo parecido.

Primero me pregunto, ¿qué hago aquí y qué me ha movido a ello? Debo de intentar ser sincero conmigo mismo. Si no es la amistad con JESÚS, y el gozo de decírselo a otros, ¿qué es? Porque dependiendo de esto o lo otro se soportará mejor el calor o no, ¿nos entendemos, no? Una breve sonrisa...

Y, ¿por qué la amistad con JESÚS me mueve a presentárselo a otros? ¿Es qué espero que a los otros les interese conocerlo? ¿Por qué lo presupongo?

¿Y qué debo decirle? ¿Que hagan lo que yo hago, o que le conozcan bien y traten de imitarle? ¿Y cómo?

Porque dependiendo de que vayamos dando respuestas a estas y muchas otras preguntas que se nos vayan presentando, iremos dando respuesta a los que nos mueve a vivir en, con y por JESÚS.