Estamos en la celebración del bimilenario del apóstol San Pablo y como homenaje a él, quiero dar gracias al SEÑOR porque hoy, en un mundo mucho más ruidoso, mucho más de prisa, mucho más saturado, mucho más distraído y lleno de ofertas seductoras que te ofrecen la felicidad hasta en tu misma casa, se nos hace mucho más difícil escuchar la voz de aquel que proclama la Palabra del SEÑOR: TÚ eres el SEÑOR, el HIJO de DIOS vivo.
Pedro y Pablo son los dos pilares en los que nuestro SEÑOR JESUCRISTO fundamentó su Iglesia. La Iglesia de nuestro SEÑOR JESUCRISTO, no de nosotros, sino de ÉL está preservada de todo peligro, precisamente, porque es de ÉL, el Creador de todo lo que existe, lo visible y lo invisible. El determinó que así fuera y lo dijo: "los poderes del infierno no prevaleceran contra ella", por lo que nada hay que temer porque así será por mucho que se empeñen otros en que no sea así.
En estos días, coincidiendo con la celebración en Roma del primer Congreso Mundial de Radios Católicas, promovido por el Consejo Pontificio de las Comunidades Sociales, sobre el tema "La identidad y la misión de las radios católicas hoy", se me ocurre pensar que la misión de Pedro y Pablo, sobre todo Pablo, el apóstol de los gentiles, es decir, del mundo pagano, la está, quizá, ocupando hoy, entre comillas, las radios y tv. católicas.
En un mundo tan secularizado, laicista, tal cual lo entiende la sociedad hoy, que vive de espaldas a DIOS, que pone su confianza en el hombre suficiente, que se apoya en sí mismo, y sus respuestas de felicidad las buscan en un mundo hedonista y plancentero, siguiendo el instinto de sus propias apetencias, entendiendo por ello ser libre, cuando es esclavo y encadenado a vivir desterrado, a colmar sus deseos y apetitos sin terminar de saciarse y encontrar la paz, la Palabra sólo puede ser escuchada en el momento oportuno y en la soledad del vacío.
Es en esos momentos cuando el hombre puede encontrar significado a sus ansias vanas de buscar dónde jamás puede encontrar. Y es en ese momento cuando sólo la Palabra de la radio puede o tiene más posibilidades de ser escuchada en cualquier lugar. Ella, de acorde con los tiempos de hoy, se mueve más de prisa que nadie; está en más sitio que nadie; invade más ambientes que nadie y llega a donde no llega ninguna voz humana. Mi imagino que Pablo hoy tendría su gran emisora y su red difundida por todas partes del mundo.
La Iglesia cuenta hoy con ese gran apóstol, metaforicamente hablando, que es la radio y tv. para siguiendo las huellas de Pablo adentrarse en los confines del mundo para seguir proclamando aquellas palabras de Pedro: "TÚ eres el SEÑOR, el HIJO de DIOS vivo".
Yo, ¡pobre de mí!, desde mi pobreza y humildad quiero contribuir, con todo mi ser, a proclamar y difundir, con los medios que tengo a mi alcance, que el SEÑOR vive; que el SEÑOR es el HIJO de DIOS vivo. Y lo digo dónde sea y a quien sea, no de una forma irracional y como repitiéndolo como un loro, que repite lo que oye, sino porque creo que nuestro SEÑOR JESUCRISTO, que vino al mundo, encarnado en su naturaleza humana, vivió y proclamó el Mensaje que la historia recoge, y que nosotros, en este caso yo, he recibido a través de sus apóstoles, como la historia también proclama.
Pero, lo más importante, y el fundamento de nuestra fe, es que no sólo vino y nos reveló la Verdad de su PADRE, sino que murió y resucitó, también porque los apóstoles lo comprobaron, lo vieron y nos lo han dicho. Demostró, a los que escogio y encargó que continuaran su labor, que después de morir, resucitó, y eso explica que los apóstoles, sin temor ninguno, dieran su vida, también, en el empeño de proclamar y propagar su Mensaje.
Y no sólo los apóstoles, sino un número incontable de santos y mártires muchos de los cuales permanecen en el anonimato. Por eso, como homenaje a Pedro y Pablo, les brindo, por obra y gracia del ESPÍRITU SANTO, mi granito de arena en proclamar y vociferar a los cuatro vientos, por medio de Internet, el Mensaje que, dicho sea de paso, no es un regalo, sino el deber de cumplir con el Mandato del SEÑOR: "ir y proclamad a toda la gente...
Vaya desde aquí el destacar la gran importancia que, en estos tiempos, tiene la radio y los medios audiovisuales, en la labor de proclamar y dar sentido a la labor que, como cristianos y apóstoles, tenemos de dar cumplimiento al Mandato del SEÑOR. Es por eso, en referencia a Pedro y Pablo, el impulso que debemos tomar de ellos para seguir su ejemplo hasta padecer, si es preciso, con nuestra sangre. De forma que podamos repetir como él: "ya no soy yo quien vive en mí,sino que es el SEÑOR QUIEN vive en mí.
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