Y
la gravedad pasa porque la sociedad, al menos gran parte de ella, se dé cuenta
de la enfermedad y sepa encontrar el verdadero diagnóstico que le libere de tan
grande peligro.
—Tengo una duda, Manuel. Quisiera
preguntarte sobre Franco, ¿no fue también un dictador como esos que has
nombrado?
—Supongo que sí, Pedro, pero hay
grandes diferencias que tú y yo conocemos, no porque las hayamos leído en los
libros, sino porque las hemos vivido.
—¿Qué diferencias? —Preguntó Pedro
algo extrañado.
—Tú, ¿no estudiaste lo que quisiste?
Tú, ¿nos aspirabas a crear una familia, educar a tus hijos en la libertad y en
tus creencias? Es posible, supongo que lo estarás pensando, que la Iglesia en
esos momentos fue dictatorial y obligaba a pasar por los sacramentos y
fiscalizaba. Pero, no fue nunca con la intención de anular tu forma de pensar y
libertad. Al final tu decidías tu camino.
¿Por qué?, me preguntarás. Pues, porque mi
padre y mi madre no eran personas religiosas. Mi padre no fue nunca a la
iglesia – supongo que cuando se casó - y mi madre alguna vez. Y mucha gente de
la época se confesaba anticlerical. Por lo tanto, la dictadura no era muy
fuerte. A eso me refiero.
En el fondo la gente tenía trabajo.
¿Impuestos?, pocos, y vivían de acuerdo con sus posibilidades. Lo más notorio
era que no dejaban hablar ni exaltar a nadie para evitar confrontaciones. Es
decir, trataban de impedir que alguien encharcara el orden y la convivencia.
Digamos que era una libertad controlada. Dentro de la ley, y sin perjudicar a
nadie, hacías lo que querías.
Hubo mucha gente que prosperaron y se
situaron económicamente bien. ¿Qué quienes lo pasaron mal?, me preguntarás.
Todos aquellos que no supieron perder y alimentaban el odio y la venganza
armando jaleos y deseando encender la llama de las confrontaciones. Eso lo
evitó Franco, y quizás esa es la fama que tiene de dictador.
Y la prueba la tienes en los años que
siguieron a la guerra. Los años cincuenta, sesenta, setenta…etc. fueron años de
prosperidad y donde surgió la clase media. Hay muchas curiosidades que la gente
no sabe, precisamente porque otros – la izquierda – se ha encargado que no se
sepa. ¿No es eso dictadura?, ¡y de la fuerte!
¿Sabe usted que el bikini se autorizó
en tiempos de Franco[1],
cuando en Francia no estaba todavía permitido? La polémica (que Franco, según
cuentan, denominó «la guerra del bikini»), desembocó en que Zaragoza no sólo
legalizó el uso de esta prenda de baño sino que estableció sanciones contra
aquellos que insultasen o importunasen a las mujeres que lucían bikinis tanto
en la playa como por las calles de Benidorm. La ciudad se convirtió en un
paraíso de libertad – quizás libertinaje - en la España católica de entonces,
pero pronto llegaron los problemas. En 1953, según recordaba el propio
Zaragoza, algunos vecinos del pueblo denunciaron el escándalo ante el arzobispo
de Valencia, Marcelino Olaechea, quien inició el proceso para excomulgar al
alcalde benidormense.
Zaragoza buscó apoyos en otras
instancias, habló con el obispo, con el gobernador civil de Alicante, con el
ministro de Gobernación, pero nadie se atrevía a respaldarlo públicamente.
Finalmente, según contaba él mismo, cogió su vespa y de madrugada partió para
Madrid para hablar con el general Franco en persona. Tras más de ocho horas de
viaje y una audiencia en el Palacio del Pardo, Zaragoza volvió a Benidorm con
el consentimiento del mandatario. «Si quieres que la gente venga a tu pueblo
para pasar sus vacaciones, tú debes estar preparado para acomodarlos, no sólo a
ellos, sino también a sus culturas». Con esta filosofía, en palabras del
exalcalde y compartida por muchos vecinos de la época, Benidorm se convirtió
hace 6 décadas en la primera pasarela de bikinis «legal» del país.
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