Y
digo esto porque somos testigos de la historia y debemos ir con la verdad por
delante. En mi tiempo, desde los cuarenta en adelante la vida en España,
destrozada por una guerra fratricida y disparatada, fue recuperándose poco a
poco, y ganando en estructuras, bienestar, empleo y prosperidad. Se constituyó
la Seguridad Social y se vivió en una actitud creciente que con el turismo
alcanzó cuotas extraordinarias.
Indudablemente que se pasó hambre y
muchas injusticias, pero ¿es que ahora, en pleno siglo XXI, no se pasa hambre y
hay muchas injusticias? Creo que debemos de asumir la historia de cada uno –
derecha e izquierdas - y contar la verdad.
Quienes aún conservan la cabeza sobre
los hombros advierten con creciente claridad que la batalla de nuestra
generación es la del derecho a decir la verdad; que la batalla de nuestra
generación no es otra sino la que libra la libertad frente al mortal y poderoso
Leviatán de la corrección política[1].
RECUERDOS
Llega un momento en nuestra vida que
vivimos de simples recuerdos. Experimentamos que ya no somos el mismo –
maduramos, tanto corporal como espiritual ‒ y necesitamos recordar lo que
fuimos. De ahí la gran importancia de conocer nuestra identidad, nuestros
orígenes y nuestro ayer. Sin el ayer el hombre pierde su destino y el rumbo de
su vida se desequilibra, se desorienta y se pierde en la oscuridad de su vida.
¡Qué hermoso es vivir! ¡Y pensar que
hay mucha gente que, en algunas circunstancias, quieren quitarse la vida! Eso
no es algo natural. Todos queremos vivir aunque, ¡por supuesto!, no queremos
sufrir. Pero, la medicina está para eso, para aliviar nuestros sufrimientos, no
para provocar nuestra muerte.
¿Cuál es el problema? La psicología lo
trata desde muchos aspectos y diversas opiniones, pero, más allá de toda
consideración psicológica la realidad, a mi manera de ver, se esconde detrás de
un interés económico y político del que ya hemos hablado.
Debido al aumento de la esperanza de
vida y a la disminución de la tasa de fecundidad, la proporción de personas
mayores de 60 años está aumentando más rápidamente que cualquier otro grupo de
edad en casi todos los países occidentales. El envejecimiento de la población
puede considerarse como un éxito de las políticas de salud pública y el
desarrollo socioeconómico, pero también constituye un reto para la sociedad,
que debe adaptarse a ello para mejorar al máximo la salud y la capacidad
funcional de las personas mayores, así como su participación social y su
seguridad.[2]
Y eso molesta a los poderosos que se han propuesto ordenar un mundo para disfrute de ellos. Asumo que a mí también me puede seducir esa tentación adaptada a mis posibilidades de confort y seguridad. Es lo que precisamente le ocurrió a Jones en la Granja.
El problema es que lo que intentan conseguir no nos lo van a decir como para que lo entendamos. A los animales de rebelión en la Granja se les puso entendimiento y voz, de otra forma no hubiesen notado nada. La persona humana si se da cuenta, pero buscaran la manera de sobornarla, entretenerla y distraerla dándole las drogas respectivas o tratando de que no le llegue información. Y si no despertamos nos encontraremos dentro de la granja sin darnos cuenta. Ejemplos a tu derredor hay. Abre los ojos y míralos, porque, esto no se arregla si tú no arrimas el hombro y despiertas.
[1]
Eternamente Franco (Pedro Fernández Barbadillo)
[2] OMS. Envejecimiento [Internet]. Washington: OMS; 2015 [citado 23 Feb 2016]. Disponible en: http://www.who.int/topics/ageing/es/
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