SIGNOS Y PIEDAD

Toda nuestra vida de piedad está llena de signos. Signos que representan actitudes ante las diversas situaciones por las que nuestra vida discurre. Observamos a muchas personas como se postran de manera muy respetuosa ante el Santísimo o se despiden sin volver la espalda hasta alejarse del sagrario.

Observamos las genuflexiones y signos de la Cruz que realizan con admirable respeto y adoración. Son actitudes piadosas que transmiten una fe que luego reflejarán una correspondencia en sus vidas, coherente con sus piadosas manifestaciones de fe. Porque de no ser así todo eso se convertiría en una apariencia farisaica que no sirve de nada.

Sería como decir una verdad y luego vivir en una mentira. Una mentira que hace daño, confunde y contagia a otros que, desconcertados, les puede llevar a hacer lo mismo. Porque si respetas a Dios profundamente y lo testimonias tan piadosamente, no pierdas de vista que ese respeto se lo debes también al prójimo, pues si fallas en eso con ellos, le estás mintiendo a Dios.

Por eso, mide tus actos y acciones y trata de que se prolonguen luego en tu vida. Porque si te arrodillas delante de Dios, pero luego da la espalda a los hombres no le adoras en verdad.