LO PEQUEÑO GUSTA A DIOS

Es un misterio, pero así ocurre con las cosas pequeñas. Cuando lo grande gana y triunfa a nadie le sorprende, al contrario, parece normal que así ocurra. Sin embargo, cuando lo pequeño se hace grande, salta la sorpresa y a todos nos sorprende y llama la atención.

También, ocurre que a todos nos atrae el ponernos al lado de los pequeños, de los débiles y ayudarles ante el poder de los grandes. Sí, parece que lo pequeño tiene su encanto y también su misión. La obra y plan de Dios está apoyada en lo pequeño. Jesús mismo, Dios hecho Hombre, se abaja y se hace pequeño y vive entre los pequeños. Irrumpe en el mundo humildemente, en silencio, sin ruidos ni algarabía. 

Se da a conocer a los más pequeños, a los marginados, desheredados, excluidos... No hace aspaviento de ninguna clase, y llegada su hora se rodea de pequeños, de gente humilde y señalados pecadores. Es notorio que así su obra cobra más valor, pues en lo pequeño destaca más claramente e inevitablemente la Mano e intervención de Dios. 

Nadie puede negar que, de lo pequeño generar algo grande, tiene que haber una intervención especial, divina, por ejemplo. Así muchos se preguntan quienes son esos que hablan como sabios y en todas las lenguas. La acción del Espíritu Santo se detecta claramente. Y hoy ocurre lo mismo, no busquemos a Dios en las cosas grandes, está y le gusta esconderse en lo pequeño, en lo humilde y sencillo. Por eso, para amar se hace necesario abajarse y humillarse.