SOBRE IMAGENES

Este blog toma las imágenes de Google - Pinterest - para sus reflexiones sobre inquietudes y otros acontecimientos alumbrados desde el Evangelio. Pide de antemano permiso para ello y de no ser así ruego ser avisado para retirarlas.
Gracias.

sábado, 7 de julio de 2012

COMO ADÁN...


Continuamos actuando de la misma forma, es decir, seguimos autotraicionándonos como hicieron nuestros primeros padres Adán y Eva. Y es que a la hora de cometer una falta no la reconocemos, sino que tratamos de justificarla. Eso equivale a decir que no hemos fallado nosotros, sino que por causa de... hemos cometido dicho pecado.

O lo que es lo mismo, la culpa la tiene otro u otras circunstancias, pero nunca nosotros. Este acto reflejo e instintivo, que nace en nuestro corazón, se denomina "autotraición". Ha sido tratado en otro momento en este humilde blog, pero muy poco debatido. Y la autotraición es tema muy importante y necesario conocer para que no nos sorprenda.

Tiene que ver con nuestros propios juicios, perdón y actos de comprender, porque si no sabemos discernir cuando podemos estar autotraicionando estaremos avocados a engañarnos y a no madurar progresivamente. Porque cada vez que sintamos deseos de hacer algo que necesite otro que reclame nuestra ayuda, y no lo hagamos, posiblemente nos estemos traicionando.

Por tanto, la autotraición es un acto que dejamos de hacer en bien de otro, y que habíamos sentido el deber de hacerlo. Son nuestras propias omisiones en bien de los demás: perdonar, no hacer juicios, comprender, escuchar, servir...etc.

Pero, como Adán y Eva, sacamos nuestro dedo y señalamos al más próximo a nosotros. No aceptamos nuestro fallo, nuestra culpa, nuestra debilidad... sino señalamos como causa de mi pecado al otro. Esa soberbia escondida, traída al primer plano de nuestro corazón, es la culpable de nuestra propia cruz.

Y la única manera de vencerla es aceptarla y reconocerla. Admitida mi culpa, todo se hace luz, y se disipan las tinieblas. El pecado sigue ahí, la culpa no desaparece, pero se acepta la debilidad, se admite la pobreza y limitación, y se recibe humildemente el perdón y la misericordia. Todo queda limpio, y renace el propósito de mejorar, de no volver a caer, de saber que mi Padre Dios me quiere y me ayuda a ser salvado por su Bondad y Amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario crea comunidad, por eso, se hace importante y necesario.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...