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sábado, 14 de marzo de 2009

Compartiendo ilusión


Esta mañana comentaba en el blog de María Jesús, comentalotodo, el poder de la oración y la cantidad de personas que entregan un tiempo de su tiempo, valga la redundancia, a los demás en oración por el bien de todos. Eso también es limosna, y de la mejor, porque te estás dando tú y ofreciéndote en oración para que la Gracia del SEÑOR interceda para el bien de las personas y el mundo en general.

Esa ingente labor de la Iglesia pasa muchas veces desapercibida y no sólo en forma de oración, sino de acompañamiento y ayuda asistencia con presencia y trabajo. Y no sólo está concentrada en unas monjas que parecen seres extraños, algo chifladas y locas por su locura de entregarse al bien de los demás, sino que también se concretan en personas jóvenes que, teniendo un futuro tal como lo presenta el mundo, renuncian y escogen un tiempo valioso de su tiempo para dedicarlo a los demás. Aparentemente, para el mundo que se busca, eso parece tiempo mal gastado y perdido, pero para el creyente en JESÚS, sabe que esa es la manera más segura y rápida de convertir el tiempo en oro puro sin fecha de caducidad.

Hace casi dos años, un universitario, voluntario de la Fundación Universitas, tuvo conocimiento de que doña Andrea Garcia, de 92 años, vivía aislada en su casa, lidiando con la soledad y la enfermedad. La noticia corrió como la pólvora entre los voluntarios: al poco, fuimos a visitar a Andrea. En una casa antigua, escenario de aflicción y calamidades, descubrimos a una mujer amable, cariñosa y entregada. Nos percatamos de que, si bien Andrea no gozaba casi de movimiento, su espíritu rebosaba libertad y vida. No hacíamos otra cosa que hacerle compañía, darle conversación y, sobre todo, escucharla. Aunque nos ofrecíamos para lo que necesitara, ella quería, más que nada, sentirse acompañada y escuchada.



Nos sorprendió la rapidez con la que nos confió sus desvelos y preocupaciones, compartiendo sus anécdotas y vivencias. A veces nos decía que le pedía a DIOS y a su ángel custodio que se la llevaran al Cielo, porque no era capaz de valerse por si misma, y eso le hacía sentirse como un estorbo. Me hace recordar a mi propia madre que decía lo mismo y significo mucho para mí el poder ayudarla los últimos días de su vida. Yo precisamente le decía lo que estos jóvenes le decían a Andrea: "tu vida vale más de lo que pueda aparentar. Eres valiente ante el sufrimiento, el dolor y la soledad, y eso es una escuela para nosotros".

Alguna vez dijo que pensaba que DIOS no la quería, porque de lo contrario se la habría llevado. Un voluntario le contestó que, "si DIOS no la llevaba aún, es porque todavía podía hacer mucho bien". Otro estudiante añadió: "¿no dice que reza por tanta gente mientras pasa el día en soledad? Pues fijese el bien que está haciendo: con su ejemplo, nos enseña que el amor es más fuerte que el dolor y la soledad, y con su oración nos sostiene". Y le pidió un favor: "Andrea, acuérdese de nosotros cuando DIOS la tenga en el Cielo".

Ella respondió: "hecho. Ahora procuro ayudaros, pero poco puedo hacer. Desde el Cielo me acordaré de vosotros, y si DIOS me lo permite, os ayudaré con lo que pueda". Las visitas fueron aumentando. Ella se encontraba tan a gusto que, al despedirnos, nos rogaba que no tardáramos en volver. El último día que pudimos despedirnos de Andrea, un voluntario dejó su teléfono a una vecina por si pasaba algo. A los cuatro días recibimos la llamada: Andrea ya se había ido. DIOS había escuchado su ruego.

Durante su funeral, un voluntario leyó su testimonio. Al finalizar, una persona mayor se le acercó y le dijo: "yo querría que alguien me acompañará, como habéis hecho con Andrea, porque estoy sola. El joven sólo sonrió y tomó su dirección. La historia de Andrea no es un caso aislado. La Fundación Universitas decidió institucionalizar esta iniciativa, para llegar a mucha más gente que pasa por situaciones similares. El proyecto se llama Compartiendo ilusión, y se puede obtener más información en la página web: http://www.fundacionuniversitas.org/.



La Iglesia está en su pluralidad al servicio, como su fundador, JESÚS, de los más indefensos, de los sin voz, de los marginados, de los desechos de esta nuestra sociedad que, como si de un producto caducado se tratara, los abandona y tira a la basura. Hoy, ya no sólo se desecha lo viejo e inútil, sino lo que molesta, lo que estorba mis planes y proyectos e incluso lo que, aún matando a muchos otros, sirve como medicamento para salvar a alguien determinado. No importa lo que haya que matar, para lograr el fin que se desea. Es cuestión de cambiar de corazón y trasplantarnos uno semejante a nuestro Creador. Seguro que veríamos las cosas de otra manera.

8 comentarios:

  1. Gracias por compartir con nosotros este testimonio tan emocionante. Como dices, mucha gente anónima vive las enseñanzas del Evangelio, desde la enfermedad o desde el voluntariado.

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  2. Estos y otros testimonios son los que nos dan fuerza para seguir con estos apostolados para el servicio de los más necesitados, en especial por nuestros queridos ancianitos.

    Les deseo lo mejor a esta organización de jovenes que practican la caridad con la compasión y misericordia de Nuestro Señor. Les digo que visitar a estas personas les llena mucho el corazón y también nos fortalece para seguir al servicio del hermana o hermano necesitado.

    Dios te cuide hermano

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  3. te he dejado un premio en mi blog, sin compromisos!! un abrazo. Hilda

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  4. Así lo creo yo también, eligelavida. Y eso me compromete a proclamar con más entusiasmo y esperanza el mensaje de JESÚS, porque sí se conoce bien dificilmente será rechazado.
    Un abrazo.

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  5. Es el resultado del rebote. En cuanto vemos algo verdadero, auténtico, que está en lo más profundo de nosotros mismos, sentímos la fuerza que nos llama a hacer otro tanto nosotros, porque en el fondo es lo que queremos hacer: es el ESPÍRITU SANTO dentro de nosotros.
    Un abrazo.

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  6. Muchas gracias, Hilda. Ya lo he rec ogido y colocado en mis tres blogs. Es un honor tomarlo de ti y con orgullo los presento. Si puedo hoy distribuire y compartiré este empujoncito con otros hermanos que dedican su tiempo a contagiar lavida de valores que hablan de justicia, paz y amor.
    Un fuerte abrazo.

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  7. Ahora sí, ya leí el post, porque el otro comentario fue solo el aviso. Bueno, que linda vivencia nos compartes, que lindo que haya gente que ayude a otros, hacen falta ese tipo de gente. Pero sabes que me gustó más de tu post? Esta frase "No importa lo que haya que matar, para lograr el fin que se desea. Es cuestión de cambiar de corazón y trasplantarnos uno semejante a nuestro Creador. Seguro que veríamos las cosas de otra manera." Ese es mi querido Salvador, el significado de volver a nacer, que hermoso lo expresaste. Un abrazo. Hilda

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  8. Así es, querida Hilda. Nuestro problema es mirar las cosas con un corazón como el de JESÚS. De esforzarnos en hacerlo así, todo cambiaría y se vería de otra forma, pues nos daríamos cuenta cuanto nos ha perdonado JESÚS sin merecerlo.
    Un fuerte abrazo.

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